Las mujeres somos ansiosas por naturaleza, creo yo… nos da ansiedad no estar a la altura no de lo que los demás esperan de nosotros, sino de lo que nosotras esperamos de nosotras mismas.
Y así te estresas o te vuelves neurótica del orden, del trabajo, del control… porque lo quieres controlar todo. Tu vida afectiva, sexual, el trabajo, los hijos, la casa, la familia, y no en ese orden.
Imagínate que además quieres estar delgada y tener una piel bonita, sin arrugas o granitos. Sabes que es bueno comer sano y hacer deporte.
De p. madre!!
Ahora, quién es la guapa que compagina todo eso. Quién es la superwoman que puede llevar su vida sin despeinarse y estar perfecta.
Nadie.
Te lo aseguro. Nadie, por mucho que hagas, y muchas horas que inviertas en ir acelerada, en llevar un ritmo de vida infernal para llegar a todo… al final, lo único que consigues es estar ansiosa. Y quizá una depresión, o un dolor de estómago o una jaqueca.
¡Eres Perfecta!
Eres perfecta tanto si tienes la casa desordenada o demasiado ordenada…
Eres perfecta si tienes alguna curva en el lugar adecuado como si tienden a ponerse todas en el mismo sitio…
Eres perfecta si le dices a tu jefe que tu hijo tiene una función y que vas a ir sí o sí…
Eres perfecta si cuando te levantas en domingo y desayunas, pasas de ponerte a limpiar y te vuelves a meter a la cama a retozar un poco…
Eres perfecta si dices no, y también si dices sí…
Eres perfecta si no te gusta cocinar o si no te gusta salir, o el cine… o lo que sea.
Eres maravillosa y perfecta, y lo único que te hace falta es aceptarte como eres.
El otro día leí en la revista Mujer Hoy que la sociedad nos tiene «esclavizadas» debido a nuestra obsesión por estar delgadas, y que nos preocupa tanto el tema que no somos capaces de ver muchas cosas… Y en parte tienen razón. Estamos -no en todos los casos, por supuesto- pendientes de nuestro aspecto físico…. antes de ver una política influyente, una química importante, o una maestra maravillosa, vemos cómo van vestidas o si están gordas o delgadas. Ya digo que no es en todos los casos, no te ofendas, aunque si eres sincera contigo misma, en alguna ocasión lo habrás pensado.
Nunca damos más importancia en un hombre el cómo va vestido que lo que dice. Se valora más si es un escritor que una escritora, incluso de romántica, hablando de la gran sensibilidad que tiene… a una mujer se la tacha de sensiblera o de hacer libros para amas de casa… (que tampoco es que eso sea malo); si eres informática, tienes que demostrar tres veces más lo que sabes y aun así, ganas menos dinero. Estas son dos cosas que me tocan muy de cerca, ya te imaginarás…
¿Por qué?
No digamos que es el hombre el que nos adoctrina, porque somos también nosotras las que no salimos y luchamos, las que día a día no hacemos valer nuestros derechos, nuestras posibilidades, las que criticamos a otra mujer por el motivo que sea, las que preferimos comprar un libro, curso o cualquier otra cosa a un hombre porque «sabrá más».
Nunca me ha gustado discriminar ni positiva ni negativa, pero ¡joder! echémonos una mano entre nosotras, en lugar de siempre favorecer lo que la sociedad está estipulando.
Conozco a cantidad de profesionales, entre las que me incluyo, que estamos preparadas, que estudiamos furiosamente, aprendemos a diario, invertimos en nosotras para después, hacer llegar a otras personas nuestro trabajo. Y a veces sale bien, pero otras mal.
La mayoría de las personas que se forman o hacen cursos son mujeres y la mayor parte de quienes los venden y están arriba, son hombres.
Eso no me cuadra.
Me cabrea muchísimo, en realidad. Pero ¡podemos cambiar!
Solo te pido, que si has leído esto hasta aquí, y estás de acuerdo, además de que me gustaría que dejaras un comentario, hagas el propósito de contar con más mujeres profesionales en tu vida.
Y lo que más me gustaría, es que dejaras atrás esos «complejos» por ser mujer y te empoderaras, (una palabra que me gusta), y que tomaras el control de tu vida.
Como te decía, eres perfecta tal como eres, y eso, si te lo repites a diario, nadie te lo va a quitar.
Un beso guapa. Y cuídate.